Ir al contenido principal

PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO III: LA NUEVA IDENTIDAD

Hasta ahora, hemos destacado algunos principios básicos sobre los que asentar unos propósitos de año nuevo creíbles, ilusionantes y perdurables: centrarnos en la formación de HÁBITOS PERDURABLES que definan un nuevo estilo de vida más satisfactorio –cadenas de conducta con nuevos eslabones más deseables- y, para ello, hemos insistido en organizar CAMBIOS MÍNIMOS que nos proporcionen una experiencia de éxito desde el comienzo, así como en la conveniencia de darnos RECONOCIMIENTO PERSONAL y recompensas intrínsecas por la cumplimentación de esos pequeños cambios y en la utilidad de centrarnos en SEGUIR EL PROGRAMA en lugar de empeñarnos en fijarnos un “plazo de entrega”.

En esta tercera parte vamos a considerar la CREACIÓN DE UNA NUEVA IDENTIDAD.

Apuntábamos en la primera parte de estas consideraciones sobre “Propósitos de Año Nuevo” que difícilmente alcanzaremos ningún resultado si partimos de la creencia de que “yo soy una persona que jamás cumple sus propósitos”. Es necesario, por lo tanto, empezar por crearse -¡y CREERSE!- una nueva identidad más positiva.

Para ello, necesitamos revisar  y combinar adecuadamente todas las ideas consideradas hasta el momento: HÁBITOS PERDURABLES, CAMBIOS MÍNIMOS y RECONOCIMIENTO PERSONAL.

Si nuestro propósito se refiere, por ejemplo, a la idea de "perder peso", nuestra NUEVA IDENTIDAD podría centrarse en torno a la idea de que “yo soy el tipo de persona que, habitualmente, se mueve más ”  o “yo soy el tipo de persona que, de postre, sólo toma fruta o yogur” y apoyar esta nueva identidad en la formación de eslabones de comportamiento que la acrediten mediante CAMBIOS MÍNIMOS: “cuando voy al trabajo aparco el coche a una distancia que me permita caminar cinco minutos” (y, posteriormente, mejorar este hábito con distancias y tiempos cada vez más prolongados); “cuando hago una comida, me aseguro de antemano de tener una manzana o un yogur como postre” (y, una vez consolidado este hábito, se decidirá una nueva mejora a base de reducir raciones o disminuir el pan o los alimentos con exceso de grasa, etc.). En cuanto al RECONOCIMIENTO PERSONAL o satisfacción intrínseca, se producirá automáticamente en cuanto consigamos el primer éxito mínimo. Pero será conveniente que, a menudo, nos reafirmemos en nuestra convicción de que “yo soy el tipo de persona que ha logrado el cambio mínimo de…”

 “SER EL TIPO DE PERSONA…” quiere decir que uno hace las cosas que hace (por pequeñas que sean en principio) no porque esté muy motivado a hacerlas sino porque esa es su naturaleza: camina X minutos aunque esté lloviendo no porque “le apetezca” mojarse sino porque “es el tipo de persona que camina X minutos aunque esté lloviendo”.

“SER EL TIPO DE PERSONA…” quiere decir que uno deja de centrarse en el resultado concreto (¡perder 10 Kg.!) para centrarse en clase de individuo en que se está convirtiendo (“el tipo de persona que se mueve más”, “el tipo de persona que cumple sus horarios”, “el tipo de persona que llama a sus amigos”, “el tipo de persona que se interesa por las cosas de sus hijos”, “el tipo de persona que se preocupa de las necesidades de sus vecinos”…)

DESCUBRIR LOS “HABITOS ANCLA”

Un “hábito ancla” es una rutina cuyo cumplimiento parece asegurar el desarrollo de las restantes rutinas de la jornada mientras que su incumplimiento, parece dejar un poso de malestar e insatisfacción difusa que hace que nos sintamos proclives a estados de ánimo ligeramente depresivos (en este caso, la “depresión” suele funcionar como un aviso de que no nos hemos ajustado a nuestro “hábito ancla”). Es la concreta puesta en práctica, en un ámbito determinado, del estilo de persona que somos: perseverantes, movidos por un valor concreto, positivos, etc. y que nos sirve de recordatorio de que podemos aplicar esas mismas cualidades a otros ámbitos de nuestra vida.


Para algunas personas, su “habito ancla” es el ejercicio mañanero: muchos de esos corredores o caminantes urbanos que nos cruzamos a primera hora de la mañana están poniendo en práctica su “hábito ancla”. Pero si nuestro “hábito ancla” se relaciona con el ejercicio, no es necesario hacer el sacrificio de un  madrugón exagerado; podemos programar su cumplimentación para la hora del día que mejor nos convenga y, desde esa programación horaria, nuestro “hábito ancla” estará difundiendo su efecto benéfico sobre las restantes horas de  nuestra jornada en espera de que nos pongamos manos a la obra para ponerlo en práctica.

Pero no sólo el ejercicio (por saludable que sea) tiene que constituir nuestro “hábito ancla”. Otras prácticas organizadoras de la jornada pueden ser la meditación, la práctica de algún hobby, la realización de algún trabajo de cooperación en una ONG, etc.  

En cualquier caso, los “hábitos ancla” constituyen un excelente eslabón en nuestra cadena diaria de comportamientos tanto para asociarles otros hábitos que puede que, en principio, no nos resulten tan satisfactorios (“aprovecho mi entrenamiento/paseo/meditación/sesión de pintura/etc. como recordatorio de que, a la hora de comer tomaré una manzana de postre”) como para utilizarlos, sencillamente, como “premios” o fuentes de satisfacción que nos sirvan para subrayar nuestros pequeños logros de cada día.

CONTAR CON LAS RECAÍDAS

Somos seres humanos y, por lo tanto, falibles. Lo más normal –y lo más esperable- es que tengamos algún fallo que otro a la hora de afianzar nuestros propósitos de año nuevo. Lo único que hay que hacer es comenzar de nuevo pero ya con la ventaja de que todo lo que hayamos hecho anteriormente contribuye a asegurar una senda nueva que aunque, de momento, no esté totalmente consolidada, sí que está ya disponible y practicable por lo que podemos volver a utilizarla en cualquier momento.

Para prevenir recaídas, lo mejor es establecer un calendario para el nuevo hábito. No basta con “tener la intención de cambiar”; “lo antes posible” no es una especificación temporal y “hacer algo” no es una concreción de objetivos. Por seguir con el ejemplo de “ser el tipo de persona que hace más ejercicio”, sería necesario concretar: días por semana que voy caminando al trabajo, que salgo a caminar (y tiempo de caminata), que voy al gimnasio (y tiempo de entrenamiento), etc.

Además, para asegurar el nuevo hábito, es conveniente ajustarse al programa incluso a dosis mínimas. Ocurre que, a veces, surgen imprevistos que nos impiden ajustarnos a lo programado. Un cliente inesperado nos entretiene más de lo previsto en el trabajo y, luego, apenas nos queda tiempo para darnos la caminata que habíamos programado. Incluso con tiempos reducidos, es deseable ajustarse a lo programado. Tal vez, en lugar de una caminata de una hora tengamos que conformarnos con un paseo de veinte minutos a un paso más ligero; es posible que sin tiempo para nuestra sesión de yoga tengamos que conformarnos con unos minutos de respiración profunda. Lo importante no es la “cantidad” de logro que alcancemos sino la “consolidación”, la reafirmación de que, aunque sea a pequeñas dosis, seguimos siendo “EL TIPO DE PERSONA QUE…” En eso consiste la consolidación de un hábito.

El sentido común nos indica que la mejor manera de prevenir recaídas consiste en organizar la situación de manera que favorezca la realización de nuestro hábito en curso. Si pretendo ir a caminar pertrechado con mi chándal y zapatillas de deporte, lo mejor que puedo hacer es tener el equipo preparado para cuando llegue el momento. David Reynolds, impulsor del “Vivir Constructivo” afirma que “hay algo en el hecho de ponernos la ropa de correr –o de trabajar- que nos impulsa a correr –o a trabajar-“. En cualquier caso, “ponerse en situación”, facilita la ejecución de nuestro propósito.

Contar con el apoyo de alguien es también un buen sistema para mantenernos en nuestros propósitos de año nuevo. Nuestra pareja, nuestros hijos, un buen amigo o amiga no sólo estarán “ahí” para aplaudirnos en nuestros pequeños logros y animarnos frente a nuestros pequeños tropiezos sino que, además, pueden ser un excelente argumento para que hagamos el esfuerzo de no decepcionarlos y, de esa manera, nos sintamos dispuestos a perseverar en nuestros propósitos.

En todo caso, el cambio puede ser difícil al principio. Como en una danza, la consolidación de un nuevo hábito puede implicar dos pasos hacia delante y uno hacia atrás. En todo caso, el paso de retroceso también forma parte del baile. Lo único que hay que hacer es asegurarse de que se continúa la danza otra vez hacia delante.


NO ES SACRIFICIO; ES PODER PERSONAL

El objetivo no consiste en cambiarlo todo de golpe sino en establecer una posición muy clara y determinada en un ámbito de vida estableciendo una frontera bien delimitada –aunque de momento esté muy próxima a nuestro estilo actual- en ese ámbito. Con el tiempo, iremos desplazando esa línea delimitadora de manera que se puedan incluir otras conductas en nuestro ámbito de control habitual. De esta manera, las fronteras sirven para cambiar el argumento de nuestro diálogo mental de una posición de sacrificio –“¡Oh! ¡No puedo comer pastel de nata!”- a otra, más satisfactoria, de poder personal: “No, gracias. Sólo como cosas saludables”.

En pocas palabras, es cuestión de pasar de la creencia de que "Yo soy el tipo de persona que tiene muy poco control" a la convicción de que "Yo soy el tipo de persona que se preocupa de mejorar en todos los aspectos, que procura mejorar el entorno en el que se mueve mediante el ejemplo y la acción, que sabe reconocer sus fallos y recuperarse. Yo soy el tipo de persona que está satisfecha de lo que hace".



Comentarios

Entradas populares de este blog

TE VAS HACIENDO MAYOR (aunque no lo quieras ver)

  En realidad, envejecemos desde que nacemos. Desde la primera bocanada de aire.  ¿Ese aire "puro, vivificante", al que siempre se recurre para las sesiones de meditación y relajación?  Sí, ese, ese mismo. Ese aire pleno de oxígeno que nos oxida lentamente. Pero el aire nos infunde vida... Y nos acerca a la muerte, que también forma parte de la naturaleza. ¿O es que no has oído hablar del YIN y el YANG, el principio de la eterna transformación por el que se rige el universo? Nada existe sin su complemento, que está dentro de sí mismo. Nada existe en estado de quietud. Me dejas de piedra. Las piedras tal vez sean los objetos materiales que cambian más lentamente. Pero en ellas también se cumplen las leyes del YIN y el YANG. ¿De dónde crees que procede la fina arena de las playas? ¿Y la sal diluida en el agua del mar? Entonces, no me queda más remedio que aceptar que me voy haciendo viejo... Es una manera de verlo. Pero yo te invitaría a que, mejor que "aceptarlo", ap

SELFIE O AUTORETRATO AL ÓLEO?

     París, preparándose para las olimpiadas de 2024: Obras, andamios, redes protectoras, polvo... Imposible acercarse a Nôtre Dame: las obras van a toda marcha para que pueda volver a lucir su nueva aguja para los juegos olímpicos. No importa; nos hacemos un selfi para justificar que hemos estado allí, y a otra cosa.      A lo lejos, la torre Eiffel. No hay tiempo para acercarse a ella ni -mucho menos- para subir a contemplar el paisaje desde lo alto. Es igual; un selfi con la torre al fondo dará fe de que hemos cumplido con el ritual de posar delante del monumento.      ¿Para qué vamos a explicar el selfi del Sacré-Coeur, el de los bouquinistes, el de Montmartre o el de los demás lugares emblemáticos de París? (Respecto al Louvre, ya ni soñamos con entrar: demasiado larga la espera; demasiado tiempo la visita; un selfi delante de la pirámide de cristal, y a otra cosa).       Hemos "visto" París; pero no hemos "vivido" París. Nos hemos hecho el selfi delante  de la

ALGORITMO PARANOIDE DE PRIVACIDAD

  No era altruismo ni ayuda desinteresada. La verdad es que siempre me había escamado un poco todo ese aluvión de servicios gratuitos que “La Red” parecía estar “regalándome” para facilitarme la vida. Al principio, fueron pequeños detalles que podían parecer coincidencias oportunas -demasiado oportunas, ciertamente- respecto a la satisfacción de mis demandas: Cuando yo buscaba información sobre un libro en Internet, inmediatamente empezaban a aparecer anuncios de libros relacionados con la temática o el autor de mi interés, lo que, en principio, me sorprendía y hasta me hacía gracia. Pronto, la pauta se extendió a todo tipo de artículos, productos o servicios, desde cremas de afeitar hasta vehículos nuevos o de segunda mano, pasando por especialistas en medicina o arreglos caseros. Más tarde, cuando instalé en mi teléfono móvil una aplicación para monitorizar mis paseos cotidianos con el fin de mantenerme en forma, me encontré con todo tipo de informes sobre kilómetros recorridos, tiem