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Mostrando entradas de 2018

OSOJI (Renovación)

Una tradición japonesa consiste en hacer una “limpieza” general al finalizar el año. Eso es “OSOJI”. Nosotros, tan aficionados a importar tradiciones foráneas, como Halloween , sobre todo si se relacionan con el fomento del consumismo ( Black Friday ) podíamos aprovechar este espíritu japonés de renovación y plantearnos llevar a cabo una “limpieza general” –tanto en sentido literal como figurado- en nuestra vida para comenzar el nuevo año con menos lastres acumulados. En concreto, la propuesta podría incluir algunos de los siguientes puntos: Hacer una limpieza general de nuestra casa. O, al menos, de una zona de la casa, de nuestra zona de estar, de nuestra mesa de trabajo o, simplemente, de ese cajón que ya no nos atrevemos a abrir por miedo a perdernos en el revoltijo que guarda. Hacer un donativo . Somos muy conscientes del cariño que profesamos a los nuestros y, a menudo, lo concretamos en regalos. Sin embargo, hay muchas personas más desfavorecidas que nosotro

"AMIGO" (cuento de Navidad sin nieve, adornos ni zarandajas)

Se los encontraba a menudo los días de mercado. Cómo no, entorpeciendo la circulación por la acera con su mesa de venta ambulante, cargada de chucherías, atravesada en medio del paso.  No es que él fuera racista, ni mucho menos. Simplemente, le molestaba que la gente no cumpliera con las más elementales normas de civismo y convivencia. Y el estorbo de la mesa aquella de la pareja de piel oscura, cruzada en la acera los días de mercado, desde luego, era el paradigma de la inoportunidad y el incordio. Además, seguro que ni tan siquiera tenían permiso para instalar aquel puesto de venta. Y, precisamente, ese día, cercana ya la Nochebuena, el mercado estaba especialmente concurrido. Y, precisamente, ese día, en el momento en el que él caminaba por la acera fintando bolsas de la compra y puntas de paraguas, salvando charcos y evitando pisotones, la mesa de venta ambulante estaba ahí, cruzada en medio del camino, interrumpiendo el paso como una barrera aduanera, como un peaje

LA META

Se detuvo en la encrucijada, indeciso, y consideró con toda atención el destino que señalaba cada uno de los indicadores. Finalmente, se decidió por la senda de la derecha, la que conducía hacia la SABIDURÍA -al fin y al cabo, esa había sido la meta de su vida-, de modo que echó a andar con el mejor de los ánimos, dispuesto a llegar hasta el final de su camino. Pero, al cabo de un trecho, se encontró con que la senda se bifurcaba en una red de teorías e  hipótesis por lo que no acertó a decidirse por la ruta más conveniente. Así, regresó sobre sus pasos hasta situarse en la encrucijada inicial. De nuevo en el punto de partida, decidió explorar el segundo camino, el señalado con el rótulo de ÉXITO . En efecto, pensó que –si era sincero consigo mismo- ese había sido siempre el verdadero propósito de cada una de sus acciones: triunfar, ser reconocido y admirado. Así que , sin más tapujos ni disimulos, decidió continuar en pos de la verdadera meta de su vida. Y confortado con la

LA SENDA DEL MONJE, LA SENDA DE LA "SAMURAI"

Tras el saludo al sol, el monje prendió la barra de incienso, adoptó la postura del loto y entrecerró los párpados. Buscó el vacío de su mente para, así, llenarse con el poder de las energías sutiles del cosmos. Inspiró…un, dos, tres, cuatro, y espiró el aire de sus pulmones; inspiró… un, dos, tres, cuatro… y espiró procurando disolver en el vacío el contenido de su pensamiento para llegar a hacerse uno con el todo absoluto. Absorbió la vibración del gong que marcaba el final de la meditación y, lentamente, para no deshacer el camino de calma y plenitud que había recorrido, tomó del cajón el mala de ciento ocho cuentas para contar las repeticiones del mantra de las seis sílabas sagradas, “om mani padme hum” que parecían prolongar en su interior la vibrante armonía del gong gigante que marcaba, inexorable, las transiciones de la jornada. Comió su escudilla de arroz con vegetales y dedicó la tarde a instruir a los jóvenes novicios que aspiraban a vestir con dignidad la tú

LA OTRA CIMA

Había sido el descenso más triste que recordaban los integrantes de la cordada. Allá quedaba la cima, intacta y burlona mientras ellos regresaban con la carga de la derrota como como único resultado de aquellos días de lucha. De regreso en el campamento base, el silencio llenaba toda la tienda. Cada cual reponía fuerzas antes del descenso definitivo. El jefe de la expedición estaba especialmente reconcentrado mientras preparaba un té para reconfortar a los expedicionarios y sólo cuando sonó el pitido de la tetera, salió de su ensimismamiento con una expresión luminosa en su cara: -         ¡Eso es! –exclamó- He tardado casi cuarenta y cinco años, pero por fin lo entiendo. Todos lo miraron con extrañeza. El jefe observó sonriente las miradas estupefactas de sus compañeros y se apresuró a explicarse: -          Tendría yo diez años cuando llegó un maestro nuevo a la escuela del pueblo; un tipo joven, con ganas de cambiar el mundo. Nos propuso formar un equipo de b

LECCIÓN BREVE DE AUTOESTIMA

La niña, deseosa de ser como su mamá, se dispone a ayudarla en la faena de fregar los platos. La madre, deseosa de que su hija no tenga que recorrer el mismo camino de sumisión, obediencia, represión, y sacrificio que ella ha tenido que sufrir a causa de la ideología imperante en los tiempos que le tocó vivir, mira pensativa, de reojo, a su hija y la deja hacer sin decir nada. La niña, con las manos enfundadas en unos guantes que le vienen grandes, sonríe junto a su madre y se divierte con la espuma del detergente mientras juega a "ser mayor" y a "hacer cosas de mayores". La madre recuerda su larga iniciación para convertirse en adulta: la despedida de los juegos, la renuncia a los sueños, la autonegación de sus cualidades. La niña hace volar globitos de espuma, enjuaga los platos bajo el agua tibia y disfruta de todo aquel ritual de limpieza que le resulta nuevo. De pronto, un plato demasiado enjabonado se le escurre de entre sus manos enguantadas y, s

WOEBOT: un nuevo amigo?

Fue una "serendipia" de tantas. Yo solo estaba ejercitando mi inglés a través de un podcast de la BBC cuando me encontré con la primera noticia de WOEBOT, el robot "psicoterapeuta". Una profecía (?) sobre lo que puede devenir el futuro de un trabajo al que he dedicado casi lo mejor de mi vida. En el podcast, la locutora explicaba que WOEBOT (el "robot de las penas") es una aplicación para móvil o facebook, mediante la cual se puede llevar a cabo una especie de terapia cognitiva y le preguntaba a su compañero si estaría dispuesto a confiar sus intimidades a un programa informático, con todos los posible riesgos de confidencialidad que puede suponer el volcado de información personal en la red. Como dato positivo, la locutora de la BBC explicaba que WOEBOT había sido desarrollado por la Universidad de Stanford y contaba con estudios controlados sobre su efectividad. La Terapia Cognitiva siempre ha sido uno de mis fundamentos teóricos, así que la tenta

Mi nuevo libro: CONSTRUIR UNA VIDA PLENA

En plena efervescencia de métodos, sistemas y perspectivas en la búsqueda del desarrollo personal, Plataforma Editorial lanza este nuevo título, con una propuesta integradora de principios de psicología oriental y de occidente. La novedad de "Construir una vida plena" estriba en que, lejos de adoptar una metodología pasiva, contemplativa o de "sujeto paciente", este manual propugna una actitud fundamentalmente proactiva, comprometida y constructiva en la que el "hacer" predomina sobre "sentir" y el sentido del "yo" se amplía a un "nosotros" de tal modo que es posible abrirse a una nueva dimensión de trascendencia en lo cotidiano. La propuesta de este manual  se estructura en cinco grandes apartados: Aceptar : es la base del realismo de todas las propuestas de psicología tanto oriental como de occidente. Se trata del punto de partida para el abordaje de todos los problemas emocionales y del propio cre

SI DEJARA DE LLOVER... (si dejáramos de ponernos "síes")

El libro ya le estaba resultando cargante y se preguntaba si no habría otras cosas más interesantes que hacer. Echó un vistazo hacia ventana, más que nada, para confirmar que aquella iba a resultar otra tarde perdida y, en efecto, los goterones resbalando por el cristal se le antojaron como barrotes de agua empeñados en encerrarlo en su prisión doméstica. No había duda; aquel iba a ser otro fin de semana perdido. ¿Por qué no podía marcharse de aquella ciudad? Además de pequeña, también húmeda y, encima, aburrida. Si le hubiera tocado en suerte vivir en una capital más cosmopolita… si, al menos, el clima fuera algo más soleado… Dejó a un lado el libro y se levantó para observar la calle pavimentada de charcos. Algunos paraguas negros parecían flotar en la humedad gris de la tarde. ¿A dónde se podía ir con un tiempo así? Pensó en lo agradable que sería perderse por los senderos que cruzaban los campos verdes en una tarde de sol; lo estimulante de un paseo por el parq

EXCUSAS Y DETERMINACIONES (a propósito de los propósitos)

Sintió una punzada de nostalgia -¿o de envidia?- cuando entró en la sala. De los dos, él siempre había sido el más dotado para el dibujo sin embargo, aquí estaba ahora, al cabo del tiempo, contemplando los cuadros de la exposición de su viejo amigo que, según los indicios, iba a constituir todo un éxito: El tema de los cuadros era impactante y la técnica, novedosa y depurada. Aquella podría haber sido su propia exposición, su propio éxito pero uno nunca es dueño del destino y, por lo visto, debía de estar escrito que su camino no iba a ser el de la pintura. Primero, había renunciado a estudiar Bellas Artes porque tenía que pensar en una carrera que ofreciera la seguridad de un trabajo estable; además estaba la familia: en una saga de funcionarios, no cabía plantearse caminos artísticos porque había que evitarles el disgusto de romper con la tradición. Aún así, quedaba la posibilidad de cultivar el gusto por la pintura como afición. Pero él había renunciado también a es