Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2023

FELIZ 2024

Nuestra mente nos engaña haciéndonos creer que hay un mañana para que, así, malgastemos nuestro hoy. Que no perdamos ni un segundo en el 2024  

SELFIE O AUTORETRATO AL ÓLEO?

     París, preparándose para las olimpiadas de 2024: Obras, andamios, redes protectoras, polvo... Imposible acercarse a Nôtre Dame: las obras van a toda marcha para que pueda volver a lucir su nueva aguja para los juegos olímpicos. No importa; nos hacemos un selfi para justificar que hemos estado allí, y a otra cosa.      A lo lejos, la torre Eiffel. No hay tiempo para acercarse a ella ni -mucho menos- para subir a contemplar el paisaje desde lo alto. Es igual; un selfi con la torre al fondo dará fe de que hemos cumplido con el ritual de posar delante del monumento.      ¿Para qué vamos a explicar el selfi del Sacré-Coeur, el de los bouquinistes, el de Montmartre o el de los demás lugares emblemáticos de París? (Respecto al Louvre, ya ni soñamos con entrar: demasiado larga la espera; demasiado tiempo la visita; un selfi delante de la pirámide de cristal, y a otra cosa).       Hemos "visto" París; pero no hemos "vivido" París. Nos hemos hecho el selfi delante  de la

ALGORITMO PARANOIDE DE PRIVACIDAD

  No era altruismo ni ayuda desinteresada. La verdad es que siempre me había escamado un poco todo ese aluvión de servicios gratuitos que “La Red” parecía estar “regalándome” para facilitarme la vida. Al principio, fueron pequeños detalles que podían parecer coincidencias oportunas -demasiado oportunas, ciertamente- respecto a la satisfacción de mis demandas: Cuando yo buscaba información sobre un libro en Internet, inmediatamente empezaban a aparecer anuncios de libros relacionados con la temática o el autor de mi interés, lo que, en principio, me sorprendía y hasta me hacía gracia. Pronto, la pauta se extendió a todo tipo de artículos, productos o servicios, desde cremas de afeitar hasta vehículos nuevos o de segunda mano, pasando por especialistas en medicina o arreglos caseros. Más tarde, cuando instalé en mi teléfono móvil una aplicación para monitorizar mis paseos cotidianos con el fin de mantenerme en forma, me encontré con todo tipo de informes sobre kilómetros recorridos, tiem

PERSPECTIVAS

  Hace años, en mis comienzos como psicoterapeuta, tuve que hacerme cargo del caso de un chico con anorexia. Evidentemente, el asunto era serio; el pronóstico no parecía demasiado optimista y yo me sentía impotente para llevar adelante una terapia en solitario. Entonces, decidí hablar muy claramente con la familia para explicarles todas las posibles vías de abordaje multidisciplinar del caso, así como las probables complicaciones, recaídas y obstáculos que se podrían presentar en el camino de la recuperación. Después de escuchar mi exposición, la respuesta de los padres fue tan tajante y demoledora como mi propia desolación: “Ya hemos hablado con un especialista que nos ha dicho que todo lo que necesita nuestro hijo son unas inyecciones de calcio”. Afortunadamente, tiempo después, tuve ocasión de entrevistarme de nuevo con el joven que ya estaba cursando estudios universitarios y, según me explicó, había logrado “liberarse de sus manías”. Pero la lección más importante que yo saqué del