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Mostrando entradas de diciembre, 2014

ENCONTRAR AL DIOS

El prolongado silencio del joven Ohrim y su aire taciturno pusieron en guardia al viejo maestro. No; no era sólo la melancolía propia de la estación de las lluvias que cubría toda la naturaleza con su persistente cortina gris difuminando cualquier perspectiva lo que afligía al muchacho sino que este debía estar pasando una crisis bien honda. Así que el maestro se sentó a su lado, buscando los ojos que querían perderse en la lluvia y le preguntó directamente: - ¿Qué te ocurre, hijo mío? ¿Por qué este silencio y este triste revoloteo de tus pensamientos? Ohrim miró a su maestro con ojos afligidos: - Tú me pediste que buscara las señales del Dios, maestro... - Bien, ¿y qué has encontrado? El joven guardó silencio un instante, como si temiera herir con su respuesta la sensibilidad del viejo maestro: - En las casas hay paro, necesidad; hay niños que apenas tienen para comer... - ¿No has encontrado también acciones solidarias, hijo mío, recogida de alimentos, comedores  y al