Es un tópico: “Vive el presente”. Y desde la práctica común de los rituales neo-orientalizantes, se recomienda: “Cierra los ojos… y céntrate en tu respiración”.
Pero los humanos somos "enlazadores de tiempo" (Alfred Korzybski). Los únicos seres capaces de reflexionar sobre nuestro pasado y planificar futuros, todo ello desde el presente. Esta capacidad es el fundamento de la civilización.
Por eso, los ojos cerrados no nos permiten ver la realidad de la que formamos parte. Ni aquella más amplia de la que ignoramos que somos, también, parte integrante.
“Céntrate en tu respiración”. Más, en concreto, en tu abdomen… ¿en tu ombligo?
Pero el auto-centramiento es la materialización del egocentrismo, el sustrato de, prácticamente, todas las formas de neurosis que se alimentan de la autocontemplación, la autocompasión, la autojustificación.
“Relájate”.
Pero la vida demanda acción, tensión, planificación, ejecución, evaluación y replanteamiento.
“Cierra los ojos, céntrate en tu respiración, relájate”. Siente cómo la “energía” fluye hacia ti.
Pero la energía que realmente puede aportar un cambio positivo a tu vida es la energía que tú generes con tu acción. No la energía “curativa” que -supuestamente- fluye desde el cosmos hacia ti sino la energía “constructiva” que parte de ti y afecta al universo.
Aguardar a ser “curado”, “renovado”, “iluminado” tiene el efecto secundario de la dependencia perpetua, de la renuncia a la propia esencia, de la perpetuación de la inmadurez del pensamiento mágico.
Comprometerse con el propio desarrollo, con la renovación personal, con el cuestionamiento de los mitos y el descubrimiento de las verdades, aunque todo ello se haga a muy pequeña escala, con pasos muy pequeños, tiene el efecto positivo añadido del enriquecimiento como persona y la consiguiente aportación a los demás, al mundo, incluso al cosmos, aunque sólo sea como mero modelo de vida constructiva.
Por eso, la próxima vez que te plantees una acción, cualquier acción, prueba primero a preguntarte:
- ¿Cuál es mi propósito al hacer esto?
- ¿Hay un modo mejor de conseguir mi propósito?
- ¿Qué me va a aportar esto que me propongo a corto y a largo plazo?
- Esto que me propongo hacer, ¿puede beneficiar también a otros?
- ¿Puede tener efectos secundarios adversos?
- ...
Y, no lo olvides, “centrarse en el presente” tal vez quiera decir “prestar atención a lo que estamos haciendo”, por pequeña cosa que sea.
Los que dividen lo que hacen en pequeñas y grandes tareas están en un error. No hay tareas pequeñas. Pon atención al hacer la limpieza, al ordenar un cajón y al vaciar el cubo de la basura. La mayor parte de la vida se compone de esas pequeñas cosas. Por eso, practicar en lo pequeño te será útil cuando aparezcan otras tareas más comprometidas.
Comentarios
Publicar un comentario