ESTRATEGIAS DE VIDA (consejos para la partida vital)
El coche se avería en medio de la
carretera, a demasiada distancia de cualquier parte. Nos confirman la mala
noticia que estábamos temiendo. El proyecto tan arduamente elaborado resulta
ser un fracaso. Nos traiciona la persona en la que más confiábamos. Nos hemos
dejado las llaves dentro del piso. Descubrimos que no tenemos un ingrediente
esencial para cocinar la receta con la que pensábamos lucirnos ante nuestros
invitados y no hay manera de acercarse a la tienda. La prolongación del estado de confinamiento da al traste con nuestros planes…
Grandes males y pequeños desaguisados.
Frustraciones, disgustos, contratiempos. Son elementos inevitables de nuestra
vida diaria; forman parte inevitable de nuestra realidad.
¿Y cómo reaccionamos ante cualquier
percance inesperado? ¿Nuestra respuesta contribuye a mejorar la situación, a
paliar nuestro propio malestar o, por el contrario, es un elemento más de negatividad:
irritación, angustia, depresión, vergüenza…?
En cierto modo, la vida se parece a
una partida de ajedrez. A veces, perdemos piezas; a veces, mejoramos nuestras
opciones. Pero cada jugada que realizamos repercute en algún aspecto de nuestra
vida, de nuestro entorno que, de alguna manera, se transforma para hacernos una
nueva demanda ante la que tenemos que preguntarnos: “¿qué es lo que tengo que
hacer?”
El coche se avería; ¿qué es lo que
tengo que hacer? Nuestro proyecto no se lleva a cabo; ¿qué podemos hacer a
continuación? Hemos sido traicionados; ¿qué es lo que está en nuestras manos
hacer? Nos vemos obligados a afrontar un nuevo confinamiento; ¿cómo lo podemos afrontar?
Tales son las preguntas “salvadoras”
que, frente a la adversidad, nos devuelven nuestro protagonismo vital, confirman
nuestro poder personal y nos permiten añadir recursos útiles a nuestra caja de
herramientas operativas.
¿Qué es lo que tengo que hacer?
¿Qué haría alguien sensato en mi
lugar?
¿Qué le aconsejaría yo a otra persona
que hiciera en esta situación?
¿Qué recursos o estrategias me han
dado resultado en situaciones parecidas?
¿Cuál es el primer paso que voy a dar?
Y no; las posibles respuestas a este sensato interrogatorio no tienen que estar enfocadas, necesariamente, a "sentirnos bien" a base de maquillar nuestra realidad sino a afrontar con entereza la situación para llevar a cabo el mejor "movimiento" que nos permita la configuración presente de nuestro tablero vital:
Lo primero, entonces, es solventar las tareas realmente URGENTES; ya se sabe: aquellas de las que depende nuestro bienestar físico o económico. Trámites burocráticos con un plazo de ejecución; tratamientos médicos molestos pero necesarios; desarrollo de hábitos de alimentación o de autocuidado... En una palabra, el primer movimiento básico de nuestra partida vital debería estar enfocado a supeditar el principio del "placer a corto plazo" al de las "consecuencias a largo plazo".
En segundo lugar, tenemos que atender a lo IMPORTANTE, a nuestro bienestar emocional.
Pero aquí, más que en ninguna otra circunstancia, las consideraciones a medio o largo plazo deberían primar sobre el principio del "placer inmediato".
Lo mismo que sucede con los "gambitos" en el ajedrez -el sacrificio de una pieza valiosa para obtener una ventaja mayor en las siguientes jugadas-, deberíamos considerar qué elementos nos conviene sacrificar para asegurarnos la prevalencia de nuestros intereses y valores personales -la base de la felicidad real- sobre el espejismo de la diversión o el "gusto" instantáneos -base del desencanto a un plazo no muy largo-.
La idea consiste en enfocar la ejecución de la jugada que nos demanda la situación desde los ideales propios más que desde otras consideraciones hedonistas o de mera "distracción" que la situación quiera imponernos:
Por ejemplo, es vitalmente más importante atender a la familia que alienarse ante el aparato de TV; seguramente tiene más valor dedicar tiempo a mejorar la propia formación que leer literatura de evasión.
Entonces, las preguntas-guía que podríamos formularnos serían del siguiente estilo:
¿Qué tipo de relación quiero desarrollar con mi gente, mi familia y mis amigos?
¿Qué aportaciones puedo hacer a mi comunidad, a mi entorno social?
¿En qué ámbitos quiero mejorar mi formación? ¿Qué cosas nuevas quiero aprender?
¿Cómo puedo utilizar la situación presente para mejorarme a mí mismo, a mí misma?
Sí. En cierto modo, la vida es como una partida de ajedrez. Lo importante, entonces, es asegurarse de que se trata de nuestra propia partida, no de la de nuestro contrincante; lo importante es llevar la iniciativa, no convertirnos en mero peón de nuestro adversario; lo importante es asegurarnos de que, en cada momento, estamos desarrollando nuestro mejor movimiento.
De este modo, cada vez dominaremos mejor "el centro" de nuestro tablero vital
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