Según el cuento, el descubridor del asteroide en el que vivía El Principito no fue tomado en serio debido a su indumentaria “a la turca” con la que anunció su sensacional descubrimiento. Años más tarde, vestido a la europea, volvió a mostrar su hallazgo y, entonces, sí logró la atención de la comunidad de sabios. Todos tenemos creencias, de todo tipo, que nos inculcan desde niños. No se basan en hechos concretos sino en la respetabilidad que atribuimos a quien nos las presenta por primera vez. Por así decirlo, nuestras creencias suelen ser bastante gratuitas. Pero, a menudo, nuestras convicciones más firmes chocan frontalmente con las de otras personas que, indudablemente, han recibido mensajes diferentes: ¿Cómo se puede ser simpatizante de otro equipo de fútbol? ¿En qué cabeza cabe votar a otro partido político que no sea el de nuestras simpatías? La diferencia de opinión es motivo de disputas y controversias, de rencores y enemistades. ¿Cómo enfrentarno...
Narraciones sobre el SENTIDO DE LA VIDA