Una
tradición japonesa consiste en hacer una “limpieza” general al finalizar el año.
Eso es “OSOJI”.
Nosotros,
tan aficionados a importar tradiciones foráneas, como Halloween, sobre todo si se relacionan con el fomento del
consumismo (Black Friday) podíamos
aprovechar este espíritu japonés de renovación y plantearnos llevar a cabo una
“limpieza general” –tanto en sentido literal como figurado- en nuestra vida
para comenzar el nuevo año con menos lastres acumulados.
En concreto,
la propuesta podría incluir algunos de los siguientes puntos:
Hacer una limpieza general de nuestra casa. O, al menos, de una
zona de la casa, de nuestra zona de estar, de nuestra mesa de trabajo o,
simplemente, de ese cajón que ya no nos atrevemos a abrir por miedo a perdernos
en el revoltijo que guarda.
Hacer un donativo. Somos muy conscientes del cariño
que profesamos a los nuestros y, a menudo, lo concretamos en regalos. Sin
embargo, hay muchas personas más desfavorecidas que nosotros que forman parte
de la historia cotidiana que nosotros vamos desarrollando. No propongo “dar
limosna” sino, más bien, considerar la posibilidad de colaborar o contribuir
con alguna de las organizaciones que operan en nuestra ciudad: Caritas, banco de alimentos, Cruz Roja… Desarrollaremos nuestro sentido de solidaridad
incondicional.
Liquidar deudas atrasadas. No me refiero a las deudas monetarias (que también) sino, más
bien, a retribuir los favores que hemos recibido. Los grandes y los pequeños.
Tanto la ayuda importante que nos ha podido prestar algún amigo o familiar como
la amabilidad habitual de la cajera del supermercado, la dedicación de los
empleados de la limpieza…
Reflexionar sobre el año que se está acabando. Sobre todo, hacer un balance
general que contemple lo que hemos recibido de los demás –tanto en sentido
material como de compañía, de apoyo, etc.- Prestar atención, sobre todo a las
cosas pequeñas que se nos suelen pasar por alto. Reflexionar sobre lo que
nosotros hemos aportado a los demás y hacer un apartado especial para considerar
los problemas y molestias que hemos podido causar.
Reconectar con la gente. Esta tarea viene facilitada por los nuevos medios de
comunicación como WhatsApp, correo electrónico y demás. Un buen uso de estas
herramientas podría ser emplearlas para reconciliarse con aquellos de quienes
nos hemos alejado o con quienes nos hemos enemistado.
Redactar un propósito realista de año nuevo. Los japoneses suelen escribir
“haikus” al finalizar el año. Sin tanta poesía, bastaría con que redactáramos
un propósito “serio” de año nuevo; algo que se refiera no tanto a lo que
queremos “conseguir” sino al tipo de persona que queremos llegar a “ser” en el
futuro.
Os dejo un Haiku con mis mejores
deseos:
El año acaba.
Que sea este instante
Nuevo comienzo
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