No puedo evitarlo. Me educaron para ser modesto
y permanecer siempre en segundo plano pero, esta vez, la satisfacción -que no
la soberbia- de ver un artículo salido de este mismo ordenador incluido en un
libro publicado en USA, me desborda mi habitual comedimiento y siento la
necesidad de hacerlo saber a quien le pueda interesar.
Mi artículo se titula originalmente (ya que fue
escrito directamente en inglés, con la supervisión de mi amigo Philip Ardery,
de Kentucky) Korzybski and New Trends in Psychotherapy (Korzybski
y las nuevas tendencias en psicoterapia) y constituye el capítulo 10 del
libro KORZYBSKI AND..., editado por Corey Anton y Lance Strate y publicado por
Institute of General Semantics (http://www.amazon.com/Korzybski-Corey-Anton/dp/098275597X/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1382832639&sr=1-1&keywords=korzybski+and#reader_098275597X).
Korzybski, el creador de la Semántica General (GS), es
una figura relativamente poco conocida en nuestro país a pesar de ser uno de
los autores más citados en lengua inglesa. La conocida sentencia "el mapa
no es el territorio; el mapa no abarca todo el territorio; todo mapa es
autorreflexivo" es de su autoría y sus ideas están en la base de un buen
número de escuelas de psicoterapia.
Por ejemplo, Abert Ellis es,
tal vez, el primer psicólogo que con su Terapia Racional Emotiva se
preocupa por ajustar los "mapas mentales" a la realidad circundante
una vez que constata que la mayor parte del sufrimiento humano deriva de los
desajustes cartográficos entre ambas entidades. En su última época, Ellis cita
con frecuencia la obra de Korzybski como fuente de sus planteamientos y
establece contacto con el Instituto de Semántica General.
George Kelly, por su parte, formula su teoría de los Constructos
personales en 1955, cinco años después de la muerte de Korzybski
y aunque, a lo largo de su obra no aparecen alusiones directas a
Korzybski, la idea kellyana del ser humano como un “científico elaborador
de su propia teoría del universo” y el papel de la psicoterapia como
herramienta para lograr "construir la mejor teoría posible" coinciden
en buena medida con los planteamientos de Korzybski.
Paul Waltzlawick,
autor prolijo y bien conocido por sus consideraciones sobre la “realidad de lo
real”, en muchas de sus obras de referencia sobre el enfoque estratégico de
Palo Alto, cita directamente la obra de Korzybski. Por otra parte, el diseño de
las tácticas de intervención, muchas veces paradójicas y chocantes que se
practican al otro lado del espejo unidireccional del Mental Research Institute
carecerían de sentido si no se tuvieran en cuenta los planteamientos básicos de
la GS sobre los procesos humanos de abstracción.
El pensamiento post-racionalista, asentado en
las ideas de autores como Humberto Maturana, ha superando los viejos
esquemas deterministas E-O-R para retomar la consideración de la unicidad, la
globalidad y las complejas interacciones que tienen lugar dentro del marco de
esa escurridiza ‘realidad’. El ser humano, como sistema autopoiético, pasa a
ser considerado como un verdadero agente creador de ‘realidad’ que deja de ser
entendida como “objetiva” para ser entendida como “construida”.
Y las consecuencias prácticas de toda esta
revolución ideológica se hacen sentir pronto en el terreno de la psicoterapia:
Los "mapas" terapéuticos se amplían para tratar de abarcar la
complejidad del territorio humano y surgen así nuevas formas más globales o
‘ecológicas’ de considerar la perturbación emocional, como los abordamientos de
la TERAPIA DE FAMILIA de Virginia Satir o Salvador Minuchin o
los planteamientos constructivistas vigentes en la TERAPIA NARRATIVA de
Epston y White, de Martin Payne y de tantos otros o la estimulante vía de la PSICOLOGÍA
POSITIVA de Martin Seligman que abre camino a los planteamientos
del construccionismo proactivo. Los mapas del comportamiento humano empiezan a
incluir la red de relaciones entre los individuos; la coordenada social del ser
humano empieza a ser tenida en cuenta a la hora de trazar los nuevos mapas.
Dos técnicas psicológicas resultan especialmente
interesantes en relación a la propuesta korzybskiana: el FOCUSING de
Eugene GENDLIN y el DIARIO INTENSIVO de Ira PROGOFF:
El primero, por su atención al "Felt Sense" o vivencia directamente
experimentada en la alternancia entre lo verbal y lo no verbal de las propias
experiencias vitales. El Diario Intensivo, por la re-escritura de la propia
historia personal desde la imprecisa "tierra de nadie" que se sitúa
entre el universo verbal y el no verbal de la experiencia humana.
Lo interesante de ambas propuestas estriba,
precisamente, en ese flujo y reflujo de la atención desde las vivencias
directas, no verbales -el TERRITORIO- , a la asignación de etiquetas
verbales a tales vivencias -el MAPA-. La afinidad con la propuesta de Korzybski
queda patente en las palabras de Gendlin:
"We think more than
we can say.
We feel more than we can think.
We live more than we can feel.
And there is much more still."
We feel more than we can think.
We live more than we can feel.
And there is much more still."
Pensamos más cosas de las que podemos decir;
sentimos más de lo que podemos pensar; vivimos más de lo que podemos sentir y
aún quedan muchas más cosas. Evidentemente, el mapa es incapaz de abarcar todo
el TERRITORIO.
En 1999, STEVEN HAYES publica
su obra más conocida: Acceptance and Commitment Therapy (ACT) -cuya
segunda edición he tenido el honor de traducir para la editorial Desclée
de Brouwer-, la Terapia de Aceptación y Compromiso, una de las
tendencias más representativas dentro de la denominada "tercera generación
de terapias de conducta" y que integra principios conductuales con temas
tales como la "clarificación de valores", prácticas mindfulness y
elementos de filosofía oriental.
Este esfuerzo de ajuste de los mapas cognitivos
de nuestra mente al territorio de la proteica "realidad", por parte
de la ACT conduce, finalmente, a la aparente paradoja de renunciar al control
del síntoma para centrarse en la consecución de las propias metas vitales
"a pesar de los síntomas" ya que sólo viviendo la vida “tal
como la vida es, no como nuestra mente nos dice que es”, recibiremos las
consecuencias naturales del vivir con lo que la “terapia de vida” estará
logrando sus frutos.
Si en lugar de emplear una cartografía limitada
y reduccionista para acotar territorios tales como "mente",
"cuerpo", "emoción", "pensamiento",
"sentimiento", "tendencia", etc. la "ciencia
psicológica" hubiera adoptado, desde el principio, una perspectiva más
amplia, una especie de "mapa químico", más que geográfico, capaz de
cartografía la unidad de lo complejo, como ocurre al describir la molécula de
agua: H2O, compuesta de elementos diversos (H y O) pero que responden al
unísono, y no por separado (como cuando calentamos una molécula de agua, o la
teñimos, y observamos que todos sus componentes resultan afectados por igual),
la psicoterapia habría avanzado considerablemente y sin rodeos.
Porque los humanos,
ciertamente, somos una clase de coloides muy complejos y en nuestra composición
-en términos de Korzybski- entran elementos "bio-psico-socio-histórico-morales-etc". Por eso, para cartografiar un territorio tan
complejo en un mapa lo más representativo posible, la Psicología necesita
ampliar aún más su campo de visión.
Esperemos que ese sea su logro a lo largo de
esta centuria.
Estoy de acuerdo que Álvarez es modesto. Demasiado modesto. Para el lector que quiere familiarizarse con la semántica general de Korzybski, existe un libro sumamente agradable y entretenido, Pensándolo Bien…, escrito por el mismo Álvarez.
ResponderEliminar