Un año más, y los viejos propósitos sin cumplir: no hemos perseverado en nuestro programa de acondicionamiento físico; sólo hemos asistido un par de semanas a clase de inglés; hemos ganado algo de peso, y seguimos tan atrapados por las viejas rutinas como los años anteriores... Y ya llevamos vivido un cuarto de siglo de esta nueva centuria. ¿Será que somos incapaces de cambiar? ¿Nos falta voluntad o nos sobra "talla" en nuestra formulación de propósitos? Tal vez el problema no radique en nosotros, sino en el método empleado. Este "YO" que ahora somos no apareció de la noche a la mañana. Se ha ido construyendo a lo largo de los años, desde la infancia, y ahora somos un bloque compacto de hábitos y rutinas, una especie de ordenador programado que cumple fielmente las instrucciones que hemos incorporado a lo largo del camino. Pero cambiar no consiste en anular ese programa y comenzar de cero, sino en introducir pequeñas mejoras que c...
Narraciones sobre el SENTIDO DE LA VIDA