Ir al contenido principal

TE VAS HACIENDO MAYOR (aunque no lo quieras ver)


 En realidad, envejecemos desde que nacemos. Desde la primera bocanada de aire. 

¿Ese aire "puro, vivificante", al que siempre se recurre para las sesiones de meditación y relajación? 

Sí, ese, ese mismo. Ese aire pleno de oxígeno que nos oxida lentamente.

Pero el aire nos infunde vida...

Y nos acerca a la muerte, que también forma parte de la naturaleza. ¿O es que no has oído hablar del YIN y el YANG, el principio de la eterna transformación por el que se rige el universo? Nada existe sin su complemento, que está dentro de sí mismo. Nada existe en estado de quietud.

Me dejas de piedra.

Las piedras tal vez sean los objetos materiales que cambian más lentamente. Pero en ellas también se cumplen las leyes del YIN y el YANG. ¿De dónde crees que procede la fina arena de las playas? ¿Y la sal diluida en el agua del mar?

Entonces, no me queda más remedio que aceptar que me voy haciendo viejo...

Es una manera de verlo. Pero yo te invitaría a que, mejor que "aceptarlo", aprovecharas para ENRIQUECERTE en el camino de tu envejecimiento.

¿Es posible enriquecerse en el camino hacia la decrepitud?

No sólo es posible, sino que, según yo lo veo, es el deber de cualquier persona sensata. Ese camino que tú contemplas hacia la "decrepitud" es nada menos que la culminación de la propia historia vital, la realización de lo que cada uno de nosotros puede llegar a ser, el remate de nuestra obra, nuestra razón de vivir.

Bueno, ¿y cómo se hace eso? ¿Me puedes dar algún consejo?

Puedo intentarlo, pero tú tienes que comprometerte a cumplirlos.

Me parece bien, pero antes de comprometerme, quiero conocer las cláusulas del contrato.

Estupendo. Para empezar, te diré algo tan evidente que, por lo general, la gente suele ignorarlo, pasarlo por alto. ¿Imaginas lo que puede ser?

Así, de pronto... No se me ocurre nada.

PARA PREPARAR TU VEJEZ, NO ESPERES A SER VIEJO. Es algo tan evidente como que no puedes esperar a tener hambre para sembrar trigo. La vejez es, sobre todo, época de cosecha, más que de siembra. Los hábitos de vida deseables deben establecerse lo más pronto posible. 

Entonces, ¿Cuándo debería empezar?

Ya deberías haber empezado. De todos modos, siempre es mejor intentar algo con retraso que no intentarlo siquiera. Quiero decir que, llegado el momento, tampoco debes poner la excusa de tu vejez para no intentar nada por mejorar tu vida avanzada.

¿Y qué hábitos debo desarrollar?

No te descubriré nada nuevo si te digo que lo primero debería ser respetar y honrar tu propia estructura fisiológica.

¿Cómo se hace eso?

Empieza con los NOES 

¿Y cuáles son esos NOES?

No intoxiques tu cuerpo: EVITA FUMAR. No hay una sola evidencia que indique que el consumo de tabaco aporta algún beneficio a nuestro cuerpo.

Por el mismo motivo, EVITA EL ALCOHOL

Pero dicen que, en cantidades moderadas, el vino es saludable.

Existe una leyenda en torno a la "cultura" del vino. Pero las palabras, a veces, intoxican más que las sustancias y el término "cultura" parece ennoblecer cualquier cosa a la que se le adjunte ese elevado concepto. Tú no te fíes de las palabras. Ni siquiera de las mías. Comprueba las cosas por ti mismo. Haz la prueba durante una temporada y observa la reacción de tu cuerpo: si tu organismo te demanda esa "cantidad moderada" y tu mente rebusca argumentos para convencerte de los beneficios de "un poco" de vino, tal vez estés desarrollando ya un grado inicial de dependencia. Si tu organismo se siente más ligero y tu mente más despejada, puedes basarte en esos indicios para tomar tus decisiones.

¿Hay más "noes"?

Sólo uno: No comas en exceso, mantén un peso adecuado. EVITA LA OBESIDAD. Sin volverte un fanático. Come con moderación, de modo saludable -y estos ya son algunos "síes"-, sin hacer dietas tipo yo-yo y sin restricciones disparatadas que no puedas mantener a largo plazo.

¿Vienen ahora otros SÍES?

En efecto. Y el primero es: MANTENTE ACTIVO FÍSICAMENTE, incluso si tienes un trabajo sedentario. Recuerda que un ejercicio básico y muy saludable consiste, simplemente, en caminar. Desarrolla ese hábito convirtiéndolo en una rutina diaria.

Tal vez tenga que dejar de ver tantas series de TV para hacer un hueco a las caminatas...

Tú decides el orden de prioridades en tus actividades diarias.

¿Hay más consejos que deba tener en cuenta para preparar mi vejez?

SÉ RESOLUTIVO: afronta directamente los problemas que te surjan cada día. Valóralos sinceramente y abórdalos de frente, sin darles demasiadas vueltas, sin reacciones emocionales malsanas y sin trampas dilatorias.

Eso quiere decir que también tendré que fortalecer mi carácter. ¿Hay más consejos?

Nos quedan un par de ellos solamente: CULTIVA TU MENTE. Una buena educación lleva a una vida más activa en el futuro y eso significa una vida más interesante. No quiere decir que tengas que hacer un master universitario tras otro; simplemente significa que busques algo que aprender cada día y mucha lectura.

O sea, menos televisión, más paseos y más lecturas...

No andas descaminado. Ya sólo nos queda un último consejo: CUIDA TUS RELACIONES SOCIALES. Tu pareja, tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo, tus vecinos, constituyen tu red de apoyo afectivo. Apórtales atención y recibirás atenciones. Las relaciones son como las flores de un jardín: hay que cuidarlas continuamente para que nos alegren la vida. 

Visto así, no parece tan terrible envejecer

¿Terrible? ¡Es la mejor etapa de la vida!




Comentarios

Entradas populares de este blog

🌕 La luna, el dedo y el espejismo de la felicidad

  Hay una antigua sentencia que ha viajado a través del tiempo y las culturas, y que sigue muy presente —y muy poco atendida— en la marea de publicaciones sobre “la búsqueda de la felicidad”. El sabio señala la luna, pero el necio se queda mirando el dedo. Una frase sencilla, de apariencia casi inocente, pero que encierra una advertencia tan oportuna como necesaria en nuestra época: no confundir el medio con el fin, lo accesorio con lo esencial, el camino con el destino . 📚 La galaxia del bienestar… ¿o del entretenimiento? En el vasto universo del desarrollo personal —libros, cursos, gurús, métodos, talleres— esta advertencia cobra especial relevancia. Nunca como ahora se ha hablado tanto de felicidad , autorrealización , paz interior o autenticidad . Y sin embargo, pocas veces hemos estado tan perdidos , tan dispersos o tan sedientos de algo que no logramos encontrar . Estamos rodeados de técnicas: Ejercicios de respiración Meditaciones guiadas Afirmaciones positi...

EL MILAGRO

  Clara se asomó a la ventana para sentir el aire fresco de primera hora de la mañana. En el extremo del alféizar vio el triste geranio reseco, mustio, contraído, tan necesitado de riego como ella lo estaba de seguridad y control sobre su cuerpo. Que el brote seguía activo lo evidenciaban su debilidad persistente, la visión que se le nublaba y el extraño entumecimiento que le recorría cuerpo y rostro. Por la acera opuesta vio avanzar, con su paso decidido, a la mujer invidente con la que se cruzaba a menudo, una mujer de gesto seguro, siempre bien arreglada, con ese porte que dan los años y la experiencia. ¿Cómo podría arreglárselas una persona con esa discapacidad para llevar el tipo de vida activa que ella parecía desarrollar? Desvió la mirada. Sentía dolor en los ojos si mantenía la vista fija en un punto concreto. Otro de los síntomas del brote. Al principio habían sido sólo pequeñas molestias, fallos funcionales sin importancia, una palabra que no le venía, un ligero mareo...

ME DIO LAS GRACIAS...

Un pie en la acera y el otro, ya adelantado, en la calzada. El semáforo seguía rojo, pero ella se debatía entre la prudencia y la prisa. Los coches venían de ambos lados y no era fácil sincronizar el hueco entre los vehículos para alcanzar, sin sobresaltos, la otra acera. Si se trata de niños o personas mayores, por sistema mi norma es aguardar la luz verde para cruzar, aunque no circulen coches. Creo que, de ese modo, por una parte doy ejemplo y, por otra, respeto la libertad de elección de la otra persona para obrar como mejor lo considere. En este caso, la mujer, ya de cierta edad, murmuraba algo en voz baja: se debatía entre arriesgarse o esperar. Me miró como si me pidiera consejo. Y mientras yo pensaba la respuesta, el hombrecillo verde del semáforo nos sacó de dudas a los dos. Cruzábamos a la par y la mujer, en voz muy queda y mirando al suelo, como si la cosa no fuera conmigo, murmuraba una dirección, sin atreverse a formularla como una pregunta directa. Sin dejar de caminar, l...