Estoy aquí –porque mis padres me han dado la vida, se han
ocupado de criarme, de alimentarme, de darme una educación, etc.-, y estoy
escribiendo en un ordenador –porque mucha gente ha dedicado mucho tiempo a
desarrollar esta tecnología, porque hay mucha gente que se ocupa de que me
llegue un suministro de energía, etc.-, y estoy escribiendo acerca de algunas
ideas en las que creo –porque he tenido profesores que me han descubierto
aspectos del universo que yo no hubiera podido siquiera intuir, porque ha
habido autores de libros que me han abierto perspectivas nuevas, porque he
tenido oponentes con los que he tenido que refinar mis ideas, etc.-, y estoy
poniendo en claro este puñado de ideas –porque hay gente que ha confiado en lo
que yo pueda contarles, que me ha facilitado el medio de poder dirigirme a
otras muchas personas, etc.- y porque tengo la intuición de que es esto,
precisamente, lo que “necesito hacer” en este momento de mi vida:
Necesito dar las gracias a mis padres porque sin ellos, yo no
sería nadie; necesito dar las gracias a mis profesores porque ellos han
contribuido a modelar mi manera de pensar; necesito dar las gracias a toda la
multitud de personas que, día a día, colabora a mi bienestar físico, material,
mental y espiritual porque sin ellas no sería capaz de afrontar todos los retos de la vida cotidiana.
Y necesito hacerlo porque no hay nada a lo que yo mire que
pueda considerar “mío”: el humilde lápiz que tengo a mi lado es el fruto de la
madera extraída de un árbol en un bosque, del mineral sacado de una mina de
grafito, de la elaboración, la distribución y la comercialización de este pobre
lápiz.
Y, si bien lo pienso, me reconozco lleno de deudas con gente
a la que conozco, con personas a las que apenas trato y con otras muchas a la que desconozco por completo.
Lleno de deudas con objetos que me facilitan la vida, y con energías que hacen
mi vida más confortable.
Y, cada vez que intento compensar una deuda, reconozco que me
estoy creando deudas nuevas.
Sí. Soy un privilegiado cargado de deudas de gratitud con las personas, la naturaleza, las energías... porque vivo gracias a su apoyo y su sustento.
¿Y tú? ¿No eres también una persona
privilegiada? ¿No eres consciente de las deudas que contraes cada día?
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