Acabo de recibir los ejemplares de la 6ª edición de mi libro "Manual Práctico de PNL" que la editorial Desclée de Brouwer me ha remitido. Y como quien acoge, de regreso, a un amigo querido del que hace años que no se tienen noticias, se han reavivado en mí viejos sentimientos que ya creía anestesiados por los años transcurridos -¡veintiuno!- desde el alumbramiento de la obra allá por octubre de 1996.
Naturalmente que he ido recibiendo ejemplares de cada una de las cinco ediciones anteriores; pero ésta tiene el encanto especial de la renovación. La portada es fresca, sugerente; la tipografía, clara. Pero la "voz" que resuena en las páginas de la obra me sigue resultando tan próxima como la de mi propia conciencia profesional, siempre incitándome a buscar lo efectivo, lo veraz, lo comprometido.
Tras el obligado paso por la "Terapia Racional Emotiva", la PNL supuso un hito importante en mi desarrollo profesional. Era el punto de confluencia de las tendencias punteras de la época tanto en psicoterapia como en teoría general del pensamiento -Milton Erickson, Alfred Korzybski, Virginia Satir, Paul Watzlawick (a quien, al igual que a Albert Ellis, llegué a conocer personalmente)- pero también de otros planteamientos más profundos que abrían la puerta al mundo de los valores y la trascendencia, como los postulados de la Logoterapia de Viktor Frankl.
Así, la PNL fue mi puerto de partida en mi inacabada singladura por los siempre fascinantes océanos que constituyen la psique humana. Otros mapas fueron perfilando nuevas rutas en mi quehacer terapéutico. Las cartas de navegación, a veces, me condujeron de regreso a lugares que me eran ya familiares pero que, en los nuevos mapas, figuraban con otro nombre distinto. Pero también fui componiendo mapas más completos para asomarme a los misterios de la mente humana: "Comunicación no violenta", "Entrevista Motivacional"...
Los mares hacia los que, en la actualidad, me dirijo, están más allá de las técnicas y las seguridades: La "Terapia de Aceptación y Compromiso" fue el canal que me salvó de los "mecanicismos" y me animó en la empresa de empezar a analizar y asumir mis propios valores, como terapeuta y como persona. Los planteamientos del "Vivir Constructivo" me recuerdan mi propio compromiso de ser siempre coherente con aquello que profeso.
Pero tras veintiún largos años de viaje, ahí está, vivo y fresco aún, útil y activo, mi primer compañero de fatigas, mi querido "Manual Práctico de PNL".
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