Dicen que Diógenes se paseaba por Atenas con un farol encendido, a plena luz del día, escudriñando esquinas y rincones ante el asombro y la guasa de buena parte de sus convecinos. "¿Qué buscas, Diógenes, a pleno sol con tu linterna encendida?" Le preguntaban con sorna "Busco al 'hombre'". Contestaba el filósofo cuando se dignaba dar una respuesta a quien estaba bastante más necesitado de luces que él mismo. Ya sabemos que siglos más tarde, ese noble empeño de "buscar al hombre" quedó bastante desvirtuado por obra y gracia de la publicidad de una marca de cosméticos empeñada en reducir la esencia humana a una simple fragancia embotellada en envase de lujo. Personalmente, no suelo buscar nada por las calles de mi ciudad natal. Pero, de vez en cuando, tengo hallazgos inesperados que, sin ser filósofo, encienden una pequeña luz en las tinieblas de mi mente consumista, lo que me lleva a cuestionarme mis propios planteamientos vitales o, mejor, su a...
Narraciones sobre el SENTIDO DE LA VIDA