Como el alumno ya estaba preparado, encontró, por fin, a su maestro. Tras una larga peregrinación y cerca ya del ocaso, el joven Ohrim llegó a la orilla del río que separa los dos mundos. El anciano, que parecía estar aguardándolo, apenas tenía luz en sus ojos y en su cuerpo, cubierto de harapos, no había ya casi materia. Antes de que el alumno tuviera tiempo siquiera de dirigirle un saludo respetuoso, el anciano rompió a hablar mientras con un aleteo de su huesuda mano lo invitaba a que tomara asiento: Tal vez existan determinadas leyes que establecen las posibilidades, los límites y las consecuencias de todo cuanto hacemos –comenzó a decir, sin más preámbulo, el anciano-. Quizás tales leyes emanen del orden del universo o puede que sólo sean meras consideraciones de sentido común. No están enunciadas de forma directa en ningún libro sagrado. O puede que estén contenidas en todos ellos. En todo caso, nosotros las intuimos y todos hemos experimentado sus efectos una y...
Narraciones sobre el SENTIDO DE LA VIDA